En estos momentos de inestabilidad e incertidumbre, requiere
mucho esfuerzo por parte de todos los trabajadores/as desarrollar
su labor diaria a pie de trinchera. Por si esto fuera poco, últimamente venimos
observando cómo se está extendiendo un modelo de gestión de recursos humanos
totalmente contraproducente.
Hubo un tiempo en que la mejor y mayor virtud de un
directivo y, sobre todo de un mando intermedio –por aquello de la cercanía con
sus colaboradores-, era saber cómo “HACER HACER”. Es decir, cómo formar y liderar
un equipo de trabajo para que fuese eficaz, efectivo, rindiendo al máximo
posible y estando, además, contentos y orgullosos del trabajo realizado.
Ahora, sin embargo, parece que lo que se buscan son
caporales, empleados que, al margen de su trayectoria profesional, sean capaces
de olvidar cualquier escrúpulo y hacer suyas cuatro frases simplistas y
maniqueas para meter el miedo en el cuerpo a los que consideran lacayos, no colaboradores.
Por supuesto, ni hablar de pedir ideas para mejorar la
venta, ni de facilitar a los compañeros herramientas que mejoren su gestión, ni
de analizar dónde se encuentran los fallos de operatoria o de los propios
productos para intentar resolverlos.
Entonces, ¿para qué pedir y pedir informes, agobiando y
exigiendo hasta la parálisis? Si al final la única idea, consigna, solución,
remedio, iniciativa, mejora…., consiste en estar todas las horas que a ellos se
les antojen o que sean necesarias para suplir sus incapacidades y falta de
liderazgo. Si los compañeros, en general y voluntariamente, están dedicando
todo el tiempo y el esfuerzo que su profesionalidad exige ¿a qué tanto insistir
en lo mismo? ¿Quizás es que no se les ocurre (ni se les puede ocurrir) otra
cosa?
Y claro, desde esa pobreza moral, intelectual y profesional,
nada mejor que esgrimir la espada del “ERTE”, en cualquiera de sus
“modalidades”. Utilizar el sacrificio
que la plantilla está realizando en aras de la viabilidad y continuidad de
la empresa para meter miedo y “cobrarse”
viejas deudas es, cuando menos, un acto de cobardía y deslealtad hacia el mayor
y mejor activo del banco, SUS
TRABAJADORES.
No es posible que los máximos responsable de RR. HH. en
Madrid, nos pidan continuamente que no intranquilicemos a las plantilla más de
lo que ya lo están y que luego, algunos jefes, se dediquen a sembrar el temor,
el desasosiego y la desconfianza en sus ámbitos de actuación ¿Seguro que todos
remamos en la misma dirección o a algunos sólo le preocupan sus resultados de
mañana?
Por eso, desde UGT queremos recomendar a todos los
compañeros de BMN que ante actitudes de este tipo, no duden en ponerse en
contacto con nuestros delegados. Por nuestra dignidad y por nuestro futuro, no
podemos ni debemos consentir que nos traten como a esclavos. ¡No te dejes
asustar! ¡Haz valer tus derechos! ¡Denuncia estos abusos!
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