Se está poniendo de moda exigir por escrito
compromisos de productividad a los curritos, como forma de gestionar (mal) la
plantilla ante la complejidad del momento económico.
También nos gustaría saber si a los Jefes, más Jefes,
a esos que pontifican y que o no han conocido lo que es un cliente y una
oficina, o han aplicado rápidamente criterios de memoria selectiva y lo han
olvidado, también se les piden compromisos por escrito.
Hoy queremos recalcar la ILEGALIDAD de otra práctica que los
genios encargados de dirigir la plantilla están usando de forma ¿agresiva?
¿Inquisitorial?...
Es
la publicidad en reuniones de grupo de la productividad de cada uno, con
nombres y apellidos.
Según los expertos en la materia las empresas sólo
pueden utilizar “públicamente” los datos personales propios de la relación
laboral: nombre, nº afiliación SS, NIF, etc.,…, pero no los datos de cuanto
hace cada uno en cada momento. Para ello necesitan IMPLÍCITAMENTE el
consentimiento del trabajador para usarlos ante el resto de trabajadores.
Ya asumimos que, cuando hablamos de una reunión de
una oficina en exclusiva, da igual poner nombres que no ponerlos: todos saben
de quien se habla.
Pero cuando es una reunión de zona o de división,
sacar a relucir que fulanito hace 2 y que menganita hace 20, como medida de
presión o de estimulo, léase como se quiera, es atentar contra la LOPD, si no
hay consentimiento expreso de los trabajadores.
Por
ello queremos hacer dos recomendaciones:
Si la Dirección o alguno de sus representantes en la tierra, quiere
seguir con esas prácticas que las legalice. En caso alternativo que
“recomiende” encarecidamente el cese de las mismas a quien las ha hecho, las
esté haciendo o, no había caído y se le podría ocurrir hacerlas en cualquier
próxima reunión.
Aquellos trabajadores que en una reunión se vean en la pared, con nombre y
apellidos, diciendo lo que han hecho o dejado de hacer, y no estén de acuerdo
con ello, que se pongan en contacto con UGT y pasaremos a nuestros servicios
jurídicos el nombre del ¿responsable? de la reunión a los efectos que se
pudieran derivar.
Que en una oficina un trabajador haga más o menos
seguros, puede ser un problema del directivo de esa oficina o de la
organización del trabajo en esa oficina, incluso del precio del seguro o de la
organización central de la campaña; pero
eso no da derecho a NADIE, a utilizar esa situación, con nombres y apellidos en
concreto, como escarnio o como ejemplo negativo.
Ahora, ya todo el mundo debería saber lo que se puede
y se deber hacer.
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