Nos han
censurado un comunicado en el territorio de Andalucía.
Se
titula “Amenazas, horas negras y vicios organizativos”.
Esto
nos complica mucho la vida.
No porque tengamos que hacerlo llegar a la plantilla por
nuestros propios medios, sino porque tenemos que adivinar en qué hemos
acertado. Qué les ha escocido tanto.
No
creemos que sea porque denunciamos las amenazas como herramienta diaria de
gestión. No es la primera vez que lo hacemos.
Podríamos
pensar que nos censuran porque calificamos ciertas actitudes y argumentos como
despreciables y hemos herido su fina sensibilidad. Descartado.
Parece
que lo que hiere su sensibilidad es que hayamos sacado el tema del que nadie
habla. De la contradicción entre la cacareada sobra de personal y la cada vez
más asfixiante sobrecarga de trabajo que sufren los compañeros. Tenemos más
trabajo improductivo ahora que estamos juntos, que antes cada uno por separado.
Esto sí que puede haber desatado su ira inquisitorial, que hagamos patente su
desastroso proceso de integración con ida, vuelta y bucles. No sea que los
premiados por el éxito tengan que devolver los premios.
Por
último, en el comunicado censurado también criticábamos a los empresarios, tan
de actualidad, que pagan en negro las horas extras. Sólo faltaba que los
sindicatos no podamos criticar actitudes tan ilegales como inmorales. Y lo que
no entendemos es que a nuestro banco no le guste esta crítica. Sobre todo
cuando nuestro banco es absolutamente ajeno, y nosotros podemos dar fe, a la
práctica de pagar horas extras.
Estamos
hartos de tanto Torquemada y tanta censura producida por aquellos que como en la
Edad Media creen que todo es suyo y que son
sicarios de los que dieron origen a esta crisis mundial que tanto esta devastando
a la humanidad, pasemos a la acción y hagamos que paguen los que tiene que
pagar, que los reos sean los que tienen que ser y no los trabajadores y los
ciudadanos.
Esperamos
seguir acertando, con la ayuda de todos los trabajadores, porque es su amistad
la que procuramos y no la de quienes creen que pueden ocultar la realidad con
un simple “nihil obstat”.
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