Comité de Relaciones Laborales 29-6-12. Migración tecnológica.

El viernes 29 de junio se celebró Comité de Relaciones Laborales para tratar los gravísimos efectos que sobre la plantilla está teniendo la migración tecnológica.  Ante la crítica y la protesta sindical los representantes de RR.HH. se enrocaron en la versión oficial : “sin quitar importancia al problema, la situación se ha estabilizado y se están reduciendo las incidencias”. De ahí no salieron por más que se les hizo ver y se les acreditó que la situación no sólo no mejora  sino que ni siquiera se ve luz al final de túnel. La plantilla está sudando sangre, se siente sola y abandonada a su mala suerte en un proceso que ni se ha planteado ni se ha dirigido bien. Si finalmente y por desgracia se hace en un par de semanas la migración en Cataluña, conseguirán el caos perfecto porque los pocos medios que se han habilitado de ayuda, apoyo y orientación a sucursales, habrá que repartirlos entre muchos más y acabarán desbordados. Al tiempo.

Manteniendo cada parte su posición poca cosa más dio de sí la reunión.  Sirvió sólo para reconfirmar que la migración ha sido una decisión estratégica del Consejo de Administración de BMN que ha optado por una integración a toda costa. Han tomado la decisión contraria a la de la mayoría de entidades que, en estos momentos tan duros, han decidido no dejarse pelos en la gatera con procesos técnicos comercialmente traumáticos. Y es que como se dijo en la reunión “somos el único grupo de cajas que se ha tomado en serio esto de la fusión” (todos los demás al parecer circulan por la izquierda…)

La opción elegida por el Consejo de BMN tiene un efecto demoledor sobre el negocio en el peor de los momentos posibles. Este efecto sobre el negocio repercutirá inevitablemente en la plantilla (menos clientes igual a menos oficinas y menos personal). ¿Entonces, porqué el Sr. Egea y sus secuaces en el Consejo de BMN toman esta decisión? Pues porque con ella intentan vender una imagen de magníficos gestores, de gente recia y decidida a la que no le tiembla el pulso. Si la supuesta parte positiva les beneficia a ellos y  la negativa nos perjudica sólo a nosotros y a los clientes, no hay que preguntar más porqué han tirado por este camino.

Pero la cosa no queda ahí.  El modelo de integración  elegido  conlleva la reducción de Caja Granada a una simple marca comercial vacía de todo contenido. Es como si tras laminar y cerrar nuestros SS.CC. en Granada, la Red de Sucursales se hubiera vendido a cualquier entidad de fuera. En la práctica, ese y no otro es el resultado. Que tiempos aquellos, no tan lejanos, en los que se decía que nuestra situación era confortable porque podíamos elegir  pareja de baile sin que nos la impusieran. Al final hemos acabado en un rincón oscuro del harén y sin bailar.