Uno de los
personajes que más gustaba de Dani Mateo en “Sé lo que hicisteis” era el del
"esmirriao". El esmirriao era un novio de Falete que se hizo famoso
por haber denunciado haber sido secuestrado y después se demostró que él mismo
había organizado su propio secuestro.
Aislamiento. Para la empresa es fundamental aislarte de tu entorno para
evitar distracciones y perturbaciones. Por eso trata de enviarte lejos de tu
familia y amigos. De esta manera estás permanentemente centrado en el trabajo
como actividad exclusiva. Intenta que tú estés aislado, pero también que tu
oficina lo esté, incluso que tú zona lo esté. El aislamiento individualiza la
responsabilidad-culpa y, además impide la comunicación con el resto de personas
en tu situación. Ese aislamiento será también profesional, con la creación de
figuras especialistas. Existen personas como tú, pero no están cerca. Las ves a
veces pero no encuentras un "semejante" con quien establecer vínculos
de solidaridad en tu entorno. Crees que lo que pasa solamente te pasa a ti. Con
ese mecanismo consiguen eliminar el pensamiento de alternativa, no entendido
como pensamiento alternativo sino como el pensamiento de escenarios
alternativos, es decir, si las cosas podrían ser de otra manera. Las cosas no
pueden ser de otra manera porque solamente te pasan a ti y dependen de un foco
de luz de decisiones que solamente te ilumina a ti. Así, por ejemplo, nadie
contempla que el exceso de carga de trabajo deviene de la falta de
profesionales en las oficinas y una manifiesta inadecuación respecto a la carga
de trabajo.
Control. El control es la base de la culpabilidad y la carga mental. Para
ello se establecen muchos mecanismos informáticos, pero especialmente humanos.
Las reuniones de abochornamiento son esenciales. Se te separa del grupo en
función de tu rendimiento. Se llaman reuniones de castigo donde la pena es la
vergüenza pública (habitual en las plazas en la Edad Media como método
de control social). El control es exhaustivo y creciente. Control de cifras y
control de actitudes con evaluaciones de competencias. Las conductas
"alternativas" devienen marginales.
Robotización y anulación de la
voluntad. La eliminación del
pensamiento se propugna en base a protocolos comerciales y el máximo de control
por parte de la empresa del comportamiento relacional con los clientes. Se
trata de eliminar la creatividad personal y se intenta guionizar y robotizar todo,
de manera que no exista gran margen de creatividad para el profesional. Se
rutinarizan muchas tareas. La especialización contribuye a ello de manera que
se hacen las mismas cosas (complejas) pero siempre las mismas.
Doctrina del shock. La Doctrina
del Shock es un método sencillo de doblegar la voluntad. Se lanza
una desastrosa premonición de futuro (amenaza abstracta o concreta), que sirve
como coartada para un montón de cosas. En el mundo profesional suele ser el
despido como muerte laboral. No hay nada más grave laboralmente que el despido,
así que se realizan insinuaciones constantes sobre despidos parciales (ceses de
cargos) y despidos totales (estás jugando con el pan de tus hijos). Bajo este
escenario (sea real o irreal) el miedo campa a sus anchas y mezclado con el
aislamiento, puede llegar a generar liderazgos despóticos y tiranos, incluso
con tintes míticos sobre lo que hace o es capaz de hacer un jefe sin
escrúpulos.
Retribución variable y objetivos. La retribución variable en función
de objetivos, intenta eliminar la tradicional gestión horaria. Se establecen
unos objetivos que generen todo el espectro de técnicas, rana hirviendo
(progresividad), aislamiento (objetivos individuales), culpabilidad (por
incumplimiento), carga mental (por falta de recursos para llevarlos a cabo),
doctrina del Shock (consecuencias de no llegar), robotización (para todos lo
mismo) y control constante. A ser posibles, las campañas se van acortando (mejor
mensuales que trimestrales). Con estos ingredientes cumplir el horario es
imposible por lo tanto lo mejor es cocinar un nuevo horario que no tiene
horario. Hasta que la faena esté acabada y dependiendo del perfeccionismo de
cada uno eso puede ser nunca.
Cuando el profesional se siente aislado, controlado, sin
creatividad, robotizado, responsable-culpable y con miedo tiene una enorme
predisposición al Síndrome del Novio de Falete y acaba por organizar su propio
secuestro y enamorarse del zulo hasta convertirlo en su nuevo hogar.
(Del blog de Carles
Lopez Cerezuela)
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